En Ponte Sampaio, un pequeño núcleo rural perteneciente al ayuntamiento de Pontevedra, se encontraba un campo de futbol de tierra compactada con unas edificaciones auxiliares en estado ruinoso y pegado a la rivera del rio Verdugo. La actuación prevista pretendía construir un nuevo campo en una parcela situada al otro lado del vial, liberando la parcela del campo actual para facilitar la futura ejecución de un nuevo parque.Las nuevas edificaciones integran todas las instalaciones que requiere el campo de futbol, cuatro vestuarios para jugadores, dos vestuarios para árbitros, almacenes, enfermería e instalaciones, además de un graderío. Se trata en realidad de dos edificaciones que envuelven el campo, una situada en el linde oeste de la parcela y del campo y otra en el linde sur. La edificación situada en el lado oeste, que contiene los vestuarios, enfermería, almacén e instalaciones, se adapta e integra en la topografía adaptándose al terreno y a los muretes preexistentes. La edificación situada al sur, donde se encuentra la cantina, aseos de público, graderío y almacenes, juega con las referencias topográficas de la parcela adoptando formas orgánicas que la relacionan con las otras edificaciones y con el terreno. A fachada al vial sin salida, de trafico restringido, la envuelve el material de cubierta, solo se rasga para aportar luz natural a la cantina y aseos, el zócalo de hormigón sirve de banco corrido. Hacia el campo el edificio es más abierto y las cubiertas avanzan para proteger el graderío y la zona de acceso. Las zonas ligadas a las edificaciones se independizan para acotar la zona de público, así se plantean dos accesos que se especializan, el sur para publico ligado a los usos de esta zona y el oeste para jugadores ligados a la zona de vestuarios. La cubierta de acceso, la valla de cierre, las formas y los materiales empleados en las edificaciones, dan continuidad a la actuación y la integran en el entorno