Despacho: Estudio B76
Categoría: Premio A+ al mejor proyecto de interiorismo comercial
Proyecto: Hotel Pestana en la Plaza Mayor de Madrid
Descripción del proyecto
Se trata de un proyecto hotelero de rehabilitación histórica en el que se encarga a Estudio b76 el proyecto de Arquitectura de Interiores: revestimientos, carpinterías, iluminación, decoración y equipamiento.
El objetivo ha sido recuperar el edificio para la vida de la ciudad, sustituyendo sus anteriores usos como Junta Municipal y Parque de Bomberos por el nuevo uso como hotel 4 (****) para que de esta forma, éste edificio emblemático pueda seguir contando historias.
La gran aspiración del diseño ha sido poner en valor el edificio y darle la importancia que se merece, creando espacios habitables que le permitan seguir contando historias.
Se han creado espacios de ocio que no sólo podrán disfrutar los huéspedes, sino también los visitantes de la Plaza Mayor que quieran recrearse en su restaurante, terraza, cafetería, spa o piscina en su terraza, entre otras instalaciones. Experimentando en cada uno de estos espacios ambientes únicos.
Ubicado en el edificio conocido como la Casa de la Carnicería en plena Plaza Mayor de Madrid, dicho Hotel se convertirá en un nuevo hito hotelero, como proyecto contemporáneo capaz de respetar tanto su ubicación urbana como su esencia histórica del siglo XVII.
A. DISTRIBUCIÓN Y FUNCIONALIDAD
Número de Habitaciones.
Se ha proyectado un hotel de 89 habitaciones, ampliando el nº inicial de 69, cumpliendo normativa de aplicación para hoteles (****) y respetando los condicionantes de los elementos arquitectónicos protegidos.
Conexión Plaza Mayor/ Patio / Calle imperial.
Para permitir un acceso fluido al hotel y al patio dedicado a restaurante, se ha planteado un nuevo acceso desde Plaza Mayor.
Nuestra propuesta ha consistido en prolongar con un nuevo tramo la gran escalera imperial existente, uniendo la planta de nivel Plaza Mayor con planta de nivel C/ Imperial a través del patio principal. Respetando los elementos de protección obligatoria.
Redistribución de las zonas para uso común del hotel.
Recepción
Nos ha parecido importante dedicar a la recepción un espacio lateral más pequeño, haciendo que el resto de la planta de acceso y parte de la planta baja “pertenezca” más a la calle que al propio hotel. Facilitamos el acceso de clientes externos a las instalaciones (restaurante, bar, spa…) con el objeto de conseguir una mejor rentabilidad de dichos espacios.
Patio
Se ha cubierto el patio convirtiéndolo en el corazón de nuestra propuesta, auténtico distribuidor hacia todos los espacios de uso común del hotel; restaurante, coctelería, lounge, salón privado, etc.
Cocina
El hotel dispone de dos cocinas: La primera, al mismo nivel que los salones del restaurante con conexión directa a estos y al patio (cubierto y climatizado); la segunda, de servicio a la terraza ubicada en Plaza.
Mayor.
Cóctel-bar
El Coctel-bar se ha situado próximo a la entrada por Imperial y conectado directamente con el restaurante del patio, salón lounge, y salón privado.
Lounge
Salón biblioteca, espacio perfecto para un rato en compañía disfrutando de la charla o la lectura con servicio de bar.
Salón Privado Vinoteca
Salón comedor para máximo 10 comensales.
Salón de Columnas
Se ubica en planta primera el Salón de Columnas, en la zona de desembarco de la escalera imperial, coincidiendo con un área de especial valor arquitectónico y de uso principalmente destinado a los clientes del hotel, donde disfrutar de un rato de relajación social con vistas a Plaza Mayor y disfrutando de suHonesty Bar o de su zona de Business Center. Si bien también puede disfrutarse de fiestas privadas.
Salón Plaza Mayor
Salón multifunción destinado a eventos privados con vistas a la arquería de Plaza Mayor de 50 m2.
Spa Gimnasio
En las bodegas, bajo la arquería de Plaza Mayor se sitúa un sorprendente espacio destinado a vestuarios, piscina cubierta, salas de masaje y gimnasio. Lugar que por su arquitectura, decoración e iluminación nos transporta a unos baños árabes.
Piscina Azotea
En cubierta, con unas vistas espectaculares sobre las cubiertas de Madrid, se sitúa el solárium y piscina exterior.
B. INTERIORISMO Y DECORACIÓN
En 2015 Pestana Hotel Group, encargó a Estudio b76 el proyecto de arquitectura de interiores, la decoración y el equipamiento de su futuro hotel en la Plaza Mayor de Madrid. Un auténtico reto recibido con pasión y responsabilidad por todo el equipo de arquitectos y decoradores del estudio madrileño.
En palabras de Carlos Hernández-Carrillo, arquitecto y socio de Estudio B76, “… siempre tuvimos claro que cualquier propuesta de reforma debía pasar por un entendimiento de la historia del edificio, su estructura y su entorno urbano, siempre con el filtro de la pasión y el amor por nuestra ciudad.”.
La gran propuesta a nivel de distribución y organización interna del edificio para su nuevo uso hotelero fue la prolongación de la gran escalinata, situada en la fachada de Plaza Mayor. Esta prolongación permite conectar la Plaza con la calle Imperial a través del patio restaurante.
Esta escalera es la que da una dimensión urbana a esta intervención y convierte dicho patio en el auténtico corazón, no sólo del propio Hotel, sino también del distrito:”… un oasis urbano en el entorno denso y ruidoso del centro de Madrid”.
A la hora de afrontar el interiorismo, la propuesta de Estudio b76 trasmite un respeto historicista por el edificio y su entorno de una forma muy personal, con un espíritu de reinterpretación cargado de creatividad pero sobre todo de cariño, amor y sensibilidad hacia la historia, tradiciones y estilo de vida de la ciudad en la que el hotel se ubica.
Todo esto hace de Pestana Plaza Mayor, un hotel único e irrepetible, siguiendo la tradición de Estudio b76 de hacer de cada proyecto hotelero un ejercicio creativo con personalidad propia.
Fundamental ha sido la participación dentro del equipo, como Director Creativo, del decorador Agustín Martínez Gil, sin cuya sensibilidad habría sido imposible alcanzar ese toque tan personal y sensible.
Uno de los grandes éxitos de este proyecto es el equilibrio entre las diferentes escalas, llegando a un compromiso entre la gran composición arquitectónica que el edificio ofrece y el carácter doméstico que Estudio b76 siempre busca en sus espacios hoteleros para que el cliente se sienta a gusto, humano, cuidado y único. Es ahí donde el cariño dedicado a cada elemento interior, a cada detalle, en cada textil elegido, logra domesticar los sillares de granito, las grandes arcadas y las escalinatas de estilo Herreriano con las que la Casa de la Carnicería fue construido en el siglo XVII.
El otro gran éxito de su interiorismo es la forma con la que sus diseñadores se han asomado a la historia del edificio y su entorno.
Cuando recorremos los diferentes espacios, la mirada va descubriendo colores inspirados en los grandes pintores clásicos españoles como Velázquez o Goya que no son otros que los colores de Madrid… Esos cielos azules refulgentes, rosas y amarillos con una luz especial, que llena de alegría y ganas de vivir a todos los que visitan Madrid.
Esos colores, por ejemplo, están en la moqueta de sus habitaciones, donde la composición de diferentes ramajes de antiguos diseños de la Real Fábrica ha permitido mantener esa conexión con la historia, pero a la vez con la modernidad, gracias al nuevo trazo y colorido expresionista. Esos colores azules, naranjas y amarillos conectan con las pinturas murales realizadas por Carlos Franco para la fachada de su edificio hermano, La Casa de la Panadería, visible desde las propias habitaciones donde se sitúa la moqueta.
Esa mirada histórica está también en los juegos de celosías y espejos, tan dentro de la cultura española y madrileña, heredadas del arte islámico. Ese efecto de ver y no ver, de adivinar, sentir las transparencias y crear un aire de misterio entretenido, nos acompaña en un devenir de espacios casi laberínticos, a través de los cuales vamos descubriendo el edificio, convirtiéndose este en el primer estímulo que reciben los huéspedes antes de salir a conocer el Madrid antiguo.
La azulejería, islámica, española y portuguesa, la restaurada que ya existía en el edificio y la incorporada traída desde los talleres sevillanos de Hispalcerámica, pintada a mano, con motivos naturales o geométricos, en rojos o en azules, se reparte a lo largo del edificio.
La puerta castellana, con su recia carpintería y geometría ordenada, nos acompaña en nuestro recorrido, desde la recepción, donde las puertas recuperadas del propio edificio pintadas en un lacado negro funcionan como revestimiento de paredes, hasta la puerta de nuestra habitación donde en un nuevo juego de reinterpretación histórica el diseño geométrico de cuarterones nos recibe esta vez en color marfil.
Todo el hotel se convierte en un homenaje al trabajo de tejedores y bordadores, herreros, carpinteros, ceramistas… Profesiones que van desapareciendo pero cuyo valor es incalculable. También el folclore está presente en la realización de este proyecto… Los cuadros de «las manolas» con sus abanicos o sus mantones de Manila, la cerámica, los platos, los paños bordados, con encajes de filigrana que nos evocan de nuevo las celosías esta vez textiles.
Es también homenaje a su arquitectura cada paño de ladrillo de sus sólidos muros que se ha dejado desnudo, donde se muestran las cicatrices de la historia con sincera naturalidad.
Y por último, pero probablemente lo más importante, la iluminación. En este caso al servicio de una escenografía buscada, barroca, que potencia el efecto de misterio y deseo por descubrir, que insinúa más que muestra, que te transporta en el tiempo, como en la piscina ubicada bajo las bóvedas de la arquería de Plaza Mayor, en fábrica de ladrillo visto, iluminada por líneas de led ámbar y pequeños puntos de luz como estrellas reflejadas en la alberca.
Lámparas holandesas y españolas con mimo restauradas y reubicarlas, combinadas con iluminación lineal y con otras lámparas de artistas contemporáneos como la palmera dorada de Miguel Oriol en el techo de la bajada al patio desde Plaza Mayor, que nos anticipa el vergel en el que Estudio b76 ha convertido el antiguo patio de bomberos de la calle Imperial.
Ese patio, como ya comentábamos, auténtico protagonista funcional y espiritual del edificio, al rededor del cual se distribuyen casi todos los usos comunes del hotel (recepción, coctelería, salones, cocina, restaurante…), se estructura entorno a los cuatro hermosos Laureles de Indias, acompañados de tiestos de barro hechos a mano sembrados de plantas diversas, con celosía de hiedra bajo su cubierta acristalada y mobiliario de roble, latón y piel, todo iluminado mediante catenarias a modo de verbena, tan castiza como La Paloma que nuevamente nos conecta con el folclore madrileño y su alegría de vivir.
Estamos ante un hotel que respira historia, arte, sensibilidad y belleza por los cuatro costados y que sin duda no dejará a nadie indiferente. Visita obligada a partir de su ya muy próxima inauguración.