Bóvedas cerámicas que envuelven una casa de comida mediterráneaCuando llegó el encargo de convertir una nave industrial en la nueva casa del Restaurante Ginebre, el proyecto arrancó analizando el menú. Y si la gastronomía mediterránea marca la carta del lugar, la arquitectura debía corresponderle en el espacio.La reactivación de una antigua nave industrial situada en el Polígono de la localidad de Petrer, arranca en su fachada con dos voladizos de ladrillos cerámicos cuya curvatura invita a entrar al restaurante o a rodear el nuevo edificio para acceder directamente al salón del patio inferior. La parte superior de la fachada, se remata con una celosía cuadrada de hormigón blanco, que, de forma sutil y elegante da más protagonismo a la forma de la curvatura de ladrillo. El característico color rojizo, se acompaña por unas grandes puertas abatibles de madera que enmarcan el acceso principal y el acceso a la tienda gourmet.Sus estanterías expositoras y bodegas, diseñados a la antigua, están ensambladas por piezas cerámicas como los bardos. El pavimento de todo el interior combina la calidez de su color crema realzando el contraste de la cerámica esmaltada verde tradicional de las barras y mostradores del nuevo restaurante.El salón inferior, en planta semisótano, recuerda a una bodega, sus techos son bóvedas de ladrillo de una pendiente muy suave, que contribuyen a acentuar esa sensación de recogimiento. Estas curvas retroiluminadas dotan de una potente imagen característica a la nueva casa del restaurante Ginebre. Las paredes recubiertas de tejido, no sólo rememoran artesanías como la rafia y el esparto, sino que además sirven como solución acústica para dar un ambiente confortable al salón absorbiendo sonido. Desde el propio salón, se permite disfrutar de vistas hacia la cocina para disfrutar del proceso tradicional de cocción de arroz a la leña. También, se puede disfrutar de las vistas del patio trasero, igualmente acondicionado para el servicio. De entre todos los materiales naturales, uno destaca en el proyecto, el ladrillo cerámico. Tiene su origen en la misma tierra, con el uso desde hace siglos de arcillas. La cerámica primero modeló vajillas y vasos, pero pronto se convirtió en el principal material de construcción, conformando tejas y ladrillos. Se ha buscado para el proyecto un ladrillo cerámico artesanal cocido de forma tradicional de la vecina localidad de Agost, consiguiendo así una gran destonificación en los paramentos que cubre este material.La ligereza del ladrillo —que se convierte en fortaleza cuando trabaja en conjunto— hizo que sirviera para construir paredes y muros. Pero pronto también se utilizó para techos: las bóvedas tabicadas se convirtieron en una técnica maestra, especialmente en el Mediterráneo, ya que permite cubrir rápidamente grandes superficies. Inspirados por este método centenario, las bóvedas cerámicas también se han convertido en el hilo conductor del restaurante Ginebre, nombre en valenciano del conocido arbusto que se encuentra en los montes de los alrededores.