El proyecto cubre las necesidades de una familia que fruto de las consecuencias provocadas por el escenario COVID decide reformar y mudarse a otra vivienda que se ajusta más a las escala de valores y necesidades que la pandemia y sus numerosos confinamientos han puesto en primera línea en cuanto al modo de habitar. Pasar de una vivienda con vistas interiores y sin espacio exterior, a una vivienda con doble fachada y salida a un gran patio, ganando en iluminación, ventilación y calidad de vida.La vivienda original objeto de la intervención es de proporción alargada y dispone de un largo pasillo que conecta los distintos espacios. A un lado de este, tres habitaciones con vistas a la calle, al otro la sala y el comedor separados en pequeños habitáculos con salida y vistas a una amplia terraza. Justo en medio, la cocina, cerrada y apartada con una única ventana con vistas a un patinillo.Es requerimiento de la propiedad apostar por una distribución más abierta y que la cocina se convierta en un espacio para estar con amigos y en familia, reducir el largo pasillo y disponer de tanto almacenaje como sea posible.La intervención apuesta por unificar la sala y el comedor. Estos espacios dejan de ser habitaciones individuales para convertirse en un lugar más amplio volcado hacia la zona de la terraza. La cocina, cerrada en origen y sin apenas luz natural establece a través de una nueva ventana, una conexión visual directa con la sala-comedor, lo que permite poder cocinar a la vez que se realizan tareas reproductivas de cuidados y poder estar vinculado con cualquier actividad social que suceda en la sala-comedor. Además, la pared del pasillo desaparece y se sustituye por una península alrededor de la cual charlar, desayunar, hacer el aperitivo, potenciando las relaciones interpersonales e incorporándose al espacio. La nueva distribución de la cocina en dos piezas paralelas de trabajo con distancia suficiente entre ellas, permite que más de dos personas puedan hacer uso del espacio de forma simultánea, fomentando la corresponsabilidad y la colaboración entre sus habitantes.La zona de las habitaciones, aunque se mantiene la distribución y el uso original de los espacios necesita de un pequeño reajuste de dimensiones para poder incluir las piezas de almacenaje tan necesarias para aprovechar al máximo el espacio.Se derriban los tabiques de obra y estos se substituyen por unos cerramientos ligeros de madera diseñados mediante una secuencia de costillas que van ofreciendo a lado y lado del espacio distintas zonas de almacenamiento. De esta forma el tramo de pasillo se convierte en un lugar vivo y útil con estanterías y zona de almacenaje, dejando de ser únicamente zona de tránsito.Aprovechando esta secuencia, las puertas de acceso a los distintos espacios se insertan como un elemento singular de color. Unas puertas fabricadas en MDF tintado en masa color rojo, que mediante unas porticones permiten compartir el paso de luz natural entre las estancias y oscurecer estas cuando sea necesario.Esta mancha de color se extiende a lo largo de toda la casa, apareciendo también en la puerta del baño frente a la cocina y la puerta de salida a la terraza, potenciando la visión transversal y ligando la intervención de punta a punta.
