El edificio se emplaza en el límite entre la zona residencial del puerto deportivo de Eivissa y un área de terrenos inundables y de cultivo. Un paisaje sin orden aparente resuelto a partir de volumetrías aisladas de imágenes dispares.Se pretende huir de lo que el entorno inmediato representa y construir un edificio cuya identidad se vincule al clima y modo de vida de la isla. Nos fijamos en las casas payesas ibicencas como ejemplo de arquitectura que responde al lugar: muros blancos y aberturas controladas con protecciones solares, porches y espacios de sombra. Construcciones que se perciben volumétricamente como una suma de pabellones, debido a su crecimiento en el tiempo según las necesidades espaciales de quien las habitaba. Esta manera de construir apilando, sumando, añadiendo módulos se toma como referencia y punto de inicio de la propuesta.El volumen construido libera un vacío en el corazón del edificio que respira en varias direcciones a través de huecos enlazados, patios y porches, al tiempo que organiza los espacios comunitarios y de acceso a las viviendas.Se construye apilando, sumando, añadiendo una vivienda sobre la otra, buscando obtener un conjunto final poroso y permeable a la luz y a la brisa.El sistema de viviendas desarrollado es estricto en las leyes que lo rigen y versátil en cuanto que permite que las diferentes unidades se adapten a las situaciones particulares pretendidas sin renunciar a la estandarización de las soluciones que el desarrollo de la VPO requiere.