Fachadas con movimiento. Fachadas principales con doble piel y terrazas que disfrutan de privacidad y, a la vez, de amplia mirada a la calle, gracias a un sistema de persianas que se desdoblan y entrecruzan sus lamas. Dinamismo como imagen exterior, una comunicación horizontal que se potencia con la conexión vertical de unas brechas para plantas trepadoras. Una parcela lindante a tres calles del barrio de Son Armadams de Palma. Se concibe la construcción de dos bloques (que se alinean a sus respectivas vías permitiendo agotar la profundidad máxima edificable): uno, con orientación sur, que se quiebra en la esquina entre dos calles y acoge 25 viviendas distribuidas en cinco plantas; un segundo bloque con mirada a una plaza, orientación norte, para 15 viviendas en cuatro alturas. Entre ellos, se abre un patio de manzana privado, un acceso ajardinado con numerosos árboles por el que se da entrada a los tres núcleos de ambos edificios. Se trata de crear un espacio comunitario, verde y exclusivo hacia el que miran las fachadas interiores, dormitorios y cocinas que marcan una horizontalidad también dinámica al cerrarse con correderas de lamas. El bloque norte tiene en su cubierta otro espacio de uso colectivo, una piscina con su solarium.Aprovechamiento máximo de la luz natural. Las viviendas son vidriadas en toda su fachada exterior. Es la doble piel de persianas correderas, que siguen el movimiento zigzagueante de las terrazas, el elemento arquitectónico que proporciona la protección solar y acústica, al tiempo que ofrece un atractivo contraste de tono natural a una imagen exterior sobria y gris, que se aligera con el enmarcado de piedra blanca de los espacios comerciales de la planta baja.
