El Campus parte de la preexistencia de un entorno verde natural privilegiado en el que los nuevos edificios se insertan y se integran, a través de una actuación unitaria que modifica, ordena y completa la totalidad, poniendo en valor sus cualidades intrínsecas y potenciando la relación de la arquitectura-naturaleza. El Atrio descrito en la Memoria actúa como elemento que organiza y cualifica los espacios. El edificio da respuesta a necesidades específicas, con un programa diverso y complejo y responde a estas premisas con un diseño preciso y singular, en el que la calidad espacial, el tratamiento de la luz y la escala cobran la máxima importancia. Los recorridos surgen de la sucesión de espacios singulares, que se van concatenados y que componen una totalidad coherente.La respuesta a la complejidad se basa en ofrecer a los usuarios la máxima calidad y confort. Se ha dotado a cada ámbito de luz natural adecuada y de relación directa con el exterior, las vistas y el paisaje.
