Port de la Selva es un pequeño asentamiento litoral en la parte más septentrional de la Costa Brava. La intervención se ubica en una parcela de la urbanización "La Tamariua" en la ladera norte del Puig Gros, un pequeño promontorio que envuelve y protege el puerto del pueblo.La topografía presenta una acusada pendiente hacia el mar con abundante afloramiento de pórfido, una roca oscura y dura que caracteriza la geología de origen volcánico del lugar. Las condiciones climáticas son las propias del clima mediterráneo, aunque en ocasiones se tornan extremas, con fuertes vientos de tramontana que azotan con frecuencia la costa. Como respuesta a estos condicionantes, se ha optado por una solución arquitectónica que permite una exposición a un entorno natural de gran belleza a la vez que ofrece protección ante las singularidades climáticas del emplazamiento. Todo ello integrando el programa de vivienda para una familia con cuatro hijos y resolviendo la dualidad a nivel de orientación que confluye en la parcela: el mar, con las visuales panorámicas más profundas, se encuentra hacia el norte compitiendo con la orientación solar al tratarse de una ladera umbría. Con este objetivo el proyecto se desarrolla en dos niveles: una planta inferior incrustada en buena parte en el lecho rocoso y una planta superior fragmentada en dos cuerpos. Esta combinación de estrategias (empotramiento en el terreno y división volumétrica) permite reducir el volumen aparente de la intervención y mejorar su integración en el paisaje, así como generar diferentes patios que aportan calidez, iluminación y ventilación en puntos estratégicos.Mientras en el nivel inferior, casi a nivel de la calle, se establecen relaciones más íntimas con el exterior mediante patios, en la planta superior los dos volúmenes se abren frontalmente al paisaje y el horizonte marino. También en el nivel superior se generan relaciones más introvertidas entre los volúmenes y el sustrato rocoso que los rodea. Así el nexo acristalado, que conecta los dos cuerpos y contiene la comunicación vertical, actúa como una pantalla contra el viento y genera un espacio de relación exterior resguardado del viento predominante pero permeable visualmente hacia el mar. Éste a su vez es capaz de recibir un correcto asoleamiento durante los meses de invierno, al orientarse también a sur. A nivel tectónico el hormigón es el material predominante tanto en exterior como en el interior, dado que su naturaleza pétrea establece un intenso diálogo con el sustrato rocoso del lugar. Asimismo, su resistencia a las inclemencias de la intemperie (vientos fuertes y ambiente marino) lo convierten en una de las opciones más duraderas, con poco mantenimiento y, por lo tanto, más sostenibles. También en el exterior, se ha utilizado grava de pórfido proveniente del vaciado de la excavación como acabado de las cubiertas y de los patios intersticiales entre la intervención y el lecho rocoso.Para compensar las cualidades intrínsecas del hormigón, se ha escogido la madera de roble para materializar las carpinterías exteriores, algunos revestimientos, mobiliario realizado a medida, etc., dotando al conjunto de calidez y harmonía.